Un Rodrigo Soria más
Me encontraba reflexionando entorno a las grandes preguntas de la vida, cuestiones del tipo: ¿por qué el ser y no la nada?, ¿qué después de la muerte?, ¿Dios existe? o ¿Qué pasa si me busco a mí mismo en Facebook? luego, para evitar la angustia inherente a estos dilemas existenciales, decidí actuar y resolver al menos uno de ellos.
Pronto me descubrí escribiendo mi nombre en el buscador de la red social e inmediatamente me veo zambullido en un mar de homónimos; encuentro exactamente a 507 Rodrigos Sorias.
Sobrepasada la conmoción inicial, intento tomar la cuestión de la manera más “zen” posible, me pregunto si no será acaso esta la “disolución del ser” que propone el budismo. Es decir, dentro de esta multitud, ni siquiera mi nombre significa algo.
Sea como sea aquí estamos los 507, tal vez alguno de nosotros sea realmente especial, tal vez el elegido, veamos con que nos encontramos:
Evidentemente 2 son de River Plate
2 de Boca
1 de Belgrano de Córdoba
1 de Racing de Avellaneda
Aparentemente 6 tienen algún problemita con el alcohol
A 8 les encanta mostrar sus músculos
3 son boxeadores
2 son cantantes, 1 de cuarteto y el otro de algo así como “trap”
El policía, el militar y el guardia de seguridad me dan un poquito de miedo
4 andan en moto
2 en camioneta
2 a caballo
1 en bicicleta y hasta uno se atreve al ala delta
La mayoría somos de Argentina, Chile y México, los más veteranos están en el país Azteca.
En general todos tenemos más o menos el mismo color de piel, de ojos y de pelo, tan solo 3 somos pelados. Tan solo 3 de 507 y me tuvo que tocar justo a mí.
Lamentablemente el “elegido” no está entre nosotros, pero mientras sigo buscando la iluminación espiritual, aprovecharé este perfecto catálogo de seres humanos, para iluminar mis ingresos, intentaré venderles remeras con la leyenda: “He aquí un Rodrigo Soria más”.
Rodrigo Soria, uno más