Nosotros
Partiendo del dialogo con el retratado, este, propone una ausencia y el modo de representarla. Lo que permanece invariable es la hora elegida: El atardecer. Optamos por este entrecruzamiento o indeterminación entre el día y la noche como metáfora de esas ausencias que son constantes presencias. Y por ser el atardecer la puerta de entrada a la oscuridad de la noche, ámbito propicio para el florecer de recuerdos, nostalgias y anhelos. También permanecen invariables los entornos naturales con agregado de iluminaciones artificiales, obteniendo así escenarios sobrenaturales.