"Abrió la heladera, estaba limpia y vacía. En el freezer vio un plato de fideos enmarañados, como habrían salido de la olla, una costeleta, y un recipiente de algo que aprecia una salsa blanca, o quizás un resto de bagna cauda."
"La noción de que esa comida había sido puesta ahí por las manos de su madre unos meses atrás y que podía ser descongelada y vuelta, en cierta forma, a la vida la conmovió."​​​
"¿Habría alguna célula de ella ahí? Cuando en los policiales los investigadores forenses buscan ADN, ¿Son células las que encuentran? Recordó que había leído en alguno de esos artículos sin firma sobre algún descubrimiento en alguna universidad ignota del interior yanqui, que las madres conservan células de sus hijos, desde el embarazo y para siempre, alojadas en algún rincón de su cerebro.
"-O sea que unas cuanta células mías se murieron con ella - dijo, hablándole al freezer"
Texto: Bajo sus pies, Leticia Obeid, Blatt & Rios, 2020, Bs As, Pag.12.
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